Mis redes sociales

 

Desde hace más o menos 4 años atrás, a raíz de una mala experiencia decidí retirarme de las todas las redes sociales, solo dejé lo necesario para mi trabajo como es WhatsApp y mi correo electrónico, a raíz de esto nuestra directora me recomienda: “Yuly es importante que abras las redes sociales por el tema de la revista, para nuestras publicaciones, mires las recomendaciones y comentarios que hacen nuestros lectores.”

 

Me doy cuenta que el sistema nos lleva a la obligatoriedad de las redes sociales, soy una persona muy sociable, comparto con mis amigas, compañeros de trabajo, familiares, aun con mis amigas del colegio y soy de las más alegres, me gusta bailar, cantar, pasear, conocer nuevas personas escuchar sus conversaciones, apreciaciones y respetar sus criterios y puntos de vista.

 

Soy espontánea y digo las cosas de frente, no me gustan los rodeos para decirle nada a nadie. Los que me conocen, mis familiares y amigos saben cómo soy, respetuosa de Dios, oro todos los días, encomiendo a Dios a mis hijos, mi esposo, mi hogar, mis padres, mis familiares, oro por mis amigos y por mis enemigos, que Dios obre en ellos.

 

Hago las cosas de la mejor manera, nunca pensando en hacer daño a nadie, siempre obrando bien, sin hablar mal de nadie, los temas de los links, los me gusta, los comentarios favorables o desfavorables, los respeto y con relación a mis opiniones, realmente no les doy mucha importancia, no sé si estaré equivocada pero es mi apreciación.

 

En las redes sociales se estigmatiza a las personas, se les pone en rangos, qué comes, qué vistes, dónde estas, para dónde viajas, con quién andas, y eso en determinados momentos hace que no seas del agrado de ellos y lancen malos comentarios o despierte envidia, por el simple hecho de verte feliz.

Porque no hay el que en determinados momentos por el simple hecho de verte feliz quiera o desee hacerte maldades.

 

Otra cosa es el momento que estamos pasando políticamente, es muy desagradable ver y/o leer tantos comentarios a favor, ofendiendo, ultrajando y hasta amigos volviéndose enemigos por alguien que ni los conoce y que en los quehaceres para los que salgan electos ni los tendrán en cuenta.