Por: July María Gómez Perea

Hace exactamente un año estábamos pasando por una de las peores situaciones que hubo enfrentado nuestra sociedad: la Pandemia. Todos sabemos lo que significó para nosotros, más que todos los latinos especialmente para nosotros los colombianos y nosotros los de la región pacífica que siempre hemos sido personas alegres y que somos muy expresivos hacia la familia y los amigos. Exactamente hace un año añorábamos compartir con nuestros familiares y amigos la época más hermosa del año, porque habíamos entendido que lo más importante para nosotros eran las personas. Entendimos que las cosas materiales no tienen toda esa importancia en nuestras vidas que solíamos asignarles, porque comprobamos cosas que solo nos la daba la felicidad. Pero qué extraño, apenas nos sentimos de nuevo a salvo del virus y nos olvidamos de lo que pasmos e iniciamos nuevamente una carrera por el poder y el dinero. Vuelve a reinar en nuestros corazones el egoísmo, empezamos a pensar como siempre lo hacen la mayoría de las personas: primero yo, segundo yo y tercero yo. Ya nos olvidamos de las conclusiones y no tenemos en cuenta de que nada de lo que tenemos en cosas nos va a dar una felicidad a largo plazo.

La importancia y la esencia del ser humano es disfrutar de la familia, de los seres que amamos, de las cosas pequeñas dadas con mucho amor y que no se requiere de muchas cosas para vivir y vivir bien, que el hombre en general puede vivir con lo básico y disfrutar de la naturaleza.

La vida pasa y no nos damos cuenta lo rápido. No valoramos lo ricos que somos al contar con nuestras familias, nuestros hijos, nuestras esposas (os).

Que lo espiritual nos llena de descanso, de paz, de regocijo y que hay que ser partícipes de la vida en sí. Tenemos que recordar que debemos estar atentos y abiertos a todo lo que se va presentando en estos tiempos para los cuales nadie estaba preparado y que es tan difícil poder aceptar muchas cosas. Aún hoy nos asombra ver que cada día parten más personas que, aunque no los conociéramos, nos duele.