Como llave de la puerta de entrada funge esta presentación donde comparto los planos de la casa, las medidas y el número de las habitaciones de que dispongo y de quien habita en cada una.

En la sala está sentada Mary Grueso, ella conversa animadamente con un vendedor de estufas, que el mes pasado hicieron su agosto debido a la suspensión del gas domiciliario, oigo risas y la voz de esta gran mujer que admiro mucho.

A la izquierda queda la cocina que va a volver a entrar en servicio, la cual desde que Lorena Delgado terminó su Diccionario Gastronómico del Pacífico, ha quedado fría y estábamos comiendo en restaurante. !Cocinaré yo misma! Y mí menú será una serie de artículos sobre los restaurantes de gente del Pacífico aqui en Manizales. Quiero que se conozcan esas historias detrás de estas empresas y quiero ayudar a estas cocineras y cocineros en la diáspora a vender más.

En este piso queda mi oficina donde trabajo contactando a las mujeres que van a salir en las próximas ediciones. Muchas veces también río, pero en otras oportunidasdes paso trabajo para armar una revista interesante. En mi computador miro fotos y navego por las redes viendo qué pasa en el mundo afro. Hablo mucho por teléfono; le doy instrucciones a la diagramadora y acoso al corrector de estilo. Me gusta cumplir. Aquí redacto mis columnas, y hace rato quise hablar de drogas y llamar la atención de nosotras madres sobre este cáncer que nos invade.

En el sigiente piso hay tres habitaciones, una de ellas la ocupa Lina Marcela Chaverra Jiménez. La vida de esta enfermera gira alrededor del cabello y tiene cosas interesantes que mostrar. Pueden entrar sin tocar, ella está pendiente de sus visitas.

En la habitación que da al patio y que no le pega el sol de la tarde está Katerine Maribel Quiñones Quiñones, que le dicen La Tunda del Telembí. Ella es muy activa, y es mejor que concreten cita con ella para que no pierdan la venida. Su negocio de productos naturales la ocupan buena parte del día, ya que ella es una muy buena vendedora que sabe ponderar sus productos y orientar a su clientela. No se dejen intimidar por lo de tunda, ella es muy querida.

Y la otra habitación se la cedí a Luisa Ríos, joven artista manizaleña que busca espacios dónde mostrar su obra y expresar lo que piensa. Es importante que oigamos a las jóvenes y compartamos con ellas nuestra experiencia, y así ir moledando a la mujer del futuro.

Espero que les haya gustado el recorrido y que hubieran pasado un buen rato leyendo la revista charlando con mis invitadas.

Las quiero mucho,

 

Clara Inés