Nosotras las negras y el capital

Cuando hago las entrevistas a las emprendedoras para que engalanen las páginas de AMAICA siento una profunda satisfacción porque se dé la importancia del trabajo de estas mujeres y me gusta ayudar brindarles respaldo, dando a conocer sus emprendimientos.

El Pacífico es una región pobre, y esto parece una contradicción en primera instancia, que se explica de varias formas: 1° La esclavitud que no permitió que nosotros acumulemos un capital fruto de nuestro trabajo y así poder hacer inversiones en negocios, es por eso que toda la región quedo básica, quedó en modo subsistencia. 2° Nuestras tierras no son aptas para una agricultura intensa. 3° El oro es un mineral de gran densidad de costo en comparación a su peso, que no requiere de una infraestructura vial para su extracción. 4° Los negocios, que requieren cierta inversión quedan en manos de gente foránea que remiten las ganancias al interior donde son gastadas, favoreciendo otras economías, pero nunca la del Pacífico.

Así que los miles de esfuerzos que las emprendedoras hacen rompiendo esa barrera de no buscar oro; de negocios de unos reducidos capitales y de suplir lo que de cierta manera se traía del interior, hace que sean de una trascendental importancia. Seguramente el estadista del gobierno en Bogotá verá el impacto dentro de la economía nacional como diminuto, y es probable que ni siquiera se vea reflejado en sus números, pero para nuestra región significa independencia y significa engendrar riqueza.

Esa experiencia de nosotras mujeres con el mundo del comercio y la producción, nos muestra el mundo desde otro ángulo, de uno donde podemos ser activas.

¿Cuántos empleos engendramos las mujeres con nuestros emprendimientos que en otra época se llamaban simplemente negocios? ¿Cuántas familias refuerzan su economía doméstica con estas actividades? ¡Benditas las manos laboriosas e infatigables que tejen un futuro mejor! ¡Mujeres que se arriesgan y procuran salir adelante! No me cabe duda que de las muchas mujeres que han presentado su trabajo en AMAICA hay más de una futura multimillonaria que crecerá, como premio a su constancia y será referencia para muchas otras mujeres que emprenden y toman en sus manos su futuro y dejan atrás la zona de confort donde son apoyadas, pero a la final no pasa nada.

¿Cómo expresamos esa admiración que nos inspiran nuestras compañeras? Sencillo: comprándoles y promoviendo sus productos. Tomemos esa actitud de solidaridad con nuestras mujeres como propósito para hacer en este año que estamos comenzando.

 

Clara Inés García Vivas